Castor

Los castores (género Castor) son roedores semiacuáticos nativos de América del Norte y Eurasia, reconocidos por sus amplias y escamosas colas. Este género es el único completamente no extinto dentro de la familia Castoridae e incluye tres especies: el castor americano (Castor canadensis), el castor europeo (Castor fiber) y el castor de Kellog (Castor californicus), este último extinto desde el Pleistoceno. Habitan principalmente en el hemisferio norte, con algunas poblaciones introducidas en regiones como Tierra del Fuego y partes de Europa.

Los castores son famosos por su habilidad para construir diques en ríos y arroyos, creando estanques donde edifican sus hogares llamados castoreras. Utilizan troncos de árboles que derriban con sus incisivos para estas construcciones. Aunque talan muchos árboles, su actividad generalmente beneficia al ecosistema, promoviendo la creación de humedales, controlando inundaciones y filtrando contaminantes. Sin embargo, en ecosistemas no nativos, como en Tierra del Fuego, pueden causar daños significativos.

Morfológicamente, los castores son los segundos roedores más grandes después del capibara, con un peso medio de 16 kg y un cuerpo cubierto por un pelaje denso e impermeable. Poseen incisivos fuertes y afilados que crecen continuamente, patas traseras palmeadas y una cola ovalada y aplanada cubierta de escamas. Su inteligencia es notable entre los roedores, gracias a una corteza cerebral espesa.

El género Castor está clasificado dentro de la familia Castoridae y el orden Rodentia. Las tres especies principales presentan diferencias genéticas y morfológicas, como el número de cromosomas y características craneales, que impiden su hibridación.

En cuanto a comportamiento, los castores son animales sociales que forman colonias familiares y son principalmente acuáticos. Construyen diques para crear estanques profundos que protegen sus madrigueras y facilitan el acceso a alimentos en invierno. Son herbívoros estrictos, alimentándose de corteza, hojas y raíces de plantas acuáticas, y almacenan reservas de comida bajo el agua para el invierno. Se reproducen una vez al año, con camadas de 2 a 4 crías que permanecen con la familia hasta alcanzar la madurez.

Los castores tienen depredadores naturales como lobos, osos y linces, y defienden su territorio marcándolo con señales de olor. Su señal de alerta consiste en una palmada sonora con la cola sobre el agua, que advierte a otros castores del peligro.

Geográficamente, el castor europeo habita en Eurasia, principalmente en Rusia y países escandinavos, mientras que el castor americano se encuentra en Norteamérica, desde Alaska hasta México. El castor de Kellog es una especie fósil del oeste de América del Norte. Se han realizado introducciones de castores en diversas regiones para repoblar o con fines comerciales, aunque algunas, como en Tierra del Fuego, han tenido impactos ecológicos negativos.

Los castores construyen diques que pueden alcanzar grandes dimensiones y que tienen funciones ecológicas importantes, como el control de inundaciones, la creación de humedales y la mejora de la calidad del agua. También construyen madrigueras con entradas bajo el agua para protección y canales para facilitar el transporte de materiales.

Históricamente, las pieles de castor fueron muy valoradas en el comercio, impulsando la exploración y colonización de América del Norte. Además, el castóreo, una secreción producida por los castores, ha sido utilizado en medicina tradicional y perfumería.

Culturalmente, el castor es un símbolo nacional en Canadá y aparece en monedas, sellos y escudos. También tiene presencia en la literatura, la educación y la religión, y ha sido representado en programas infantiles y videojuegos. En el escultismo, el castor representa la primera etapa para niños pequeños.

En resumen, los castores son animales ingenieros ecológicos que, a través de sus actividades, modifican y mantienen saludables los ecosistemas acuáticos donde habitan, con una gran relevancia biológica, cultural y económica.