Publicado en 1998 por Image/Top Cow (con Jim Lee como creador y productor), C-23 fue parte del ambicioso universo “Three Worlds” de Lee, junto a Divine Right y Gen¹³. Se suponía que iba a conquistar cómics, videojuegos y cartas coleccionables. Tenía todo el brillo del cromo y el músculo del marketing… pero el alma se quedó un poco atrapada en su propia armadura.
🧬 ¿De qué va?
La historia transcurre en el año 2323 (de ahí el nombre, C-23).
El mundo está dominado por una megacorporación llamada The World Order, que mantiene a la población subyugada mediante control biotecnológico, propaganda y —cómo no— entretenimiento virtual.
El protagonista es Cameron “C-23” Jacobs, un soldado genéticamente modificado que empieza a cuestionar la autoridad cuando descubre que sus recuerdos y su identidad fueron manipulados. Lo que sigue es un cóctel de ciberpunk, conspiraciones, guerra corporativa y rebelión transhumanista: think Blade Runner con esteroides y más pectorales.
⚙️ Temas y estética
Estética: puro techno-noir noventero, con trajes biomecánicos, luces de neón y fondos metálicos que parecen renders de PlayStation 1.
Temas: identidad, control mental, la ilusión de la libertad y el eterno “¿qué nos hace humanos?”.
Tono: mezcla de acción militar futurista y existencialismo digital.
🧩 Curiosidades jugosas
El cómic se lanzó junto con el juego de cartas coleccionables “C-23: The Collectible Card Game” creado por… ¡Richard Garfield! (sí, el de Magic: The Gathering).
Jim Lee intentó crear un universo compartido entre cómics, juegos y merchandising. El plan era que C-23, WildC.A.T.s y Gen¹³ coexistieran en distintas líneas temporales.
A pesar del arte espectacular, el proyecto murió tras solo 6 números y un par de spin-offs.