El trastorno límite de la personalidad (TLP), también conocido como trastorno limítrofe o fronterizo, es un trastorno psicológico severo y frecuente que se caracteriza por un patrón persistente de inestabilidad emocional, miedo intenso al abandono, comportamientos impulsivos y autolesivos, alteraciones en la identidad, sentimientos crónicos de vacío, ira inapropiada e ideación paranoide transitoria. Se incluye dentro del grupo B de trastornos de personalidad, denominados "dramáticos emocionales", y es el más común de estos trastornos.
El término "borderline" fue acuñado en el siglo XIX y formalmente reconocido en el DSM-III en 1980, tras controversias y debates sobre su clasificación. El TLP suele coexistir con otros trastornos psiquiátricos y representa una carga significativa para pacientes, familias y sistemas de salud debido a su complejidad y alta tasa de suicidio.
La epidemiología indica una prevalencia media del 2,7% en la población general, con mayor incidencia en mujeres (aproximadamente 3:1). Se clasifica en tres clústeres según rasgos predominantes: tipo A (aislamiento social y excentricidad), tipo B (egoísmo, manipulación y relaciones superficiales) y tipo C (inseguridad y baja autoestima).
La etiología es multifactorial, incluyendo factores genéticos, biológicos, neuroquímicos y ambientales, como traumas infantiles. Estudios neurobiológicos destacan alteraciones en la amígdala, corteza prefrontal y neurotransmisores como serotonina y dopamina.
Los síntomas incluyen miedo al abandono, relaciones interpersonales inestables, cambios rápidos en la identidad, impulsividad, conductas suicidas o autolesivas, cambios bruscos de ánimo, sentimientos de vacío, ira intensa y episodios paranoides o disociativos.
El diagnóstico es complejo y requiere evaluación clínica detallada, descartando otras causas y considerando comorbilidades. Se basa en criterios del DSM-IV-TR y DSM-5, así como en otros sistemas diagnósticos como el CIE-10.
El tratamiento combina psicoterapia (dialéctica conductual, terapia cognitiva, terapia basada en la mentalización, entre otras) y medicación para síntomas específicos o comórbidos. La terapia dialéctica conductual ha mostrado eficacia en reducir conductas suicidas y autolesivas. La medicación incluye antidepresivos, antipsicóticos y estabilizadores del ánimo, aunque su uso es complementario.
El pronóstico varía según la edad de inicio, intensidad de síntomas y adherencia al tratamiento, con posibilidad de remisión y mejora significativa en años posteriores. El TLP implica un alto riesgo de suicidio, por lo que la intervención temprana es crucial.
Además, el trastorno tiene un impacto social considerable, con estigmatización cultural que dificulta el diagnóstico y tratamiento. Se han identificado referencias culturales en cine, literatura y personajes históricos que reflejan características del TLP.
En resumen, el trastorno límite de la personalidad es una condición compleja que requiere un abordaje multidisciplinario para mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen y sus entornos.
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| Editorial: | — |
| Año: | — |
| Números: | 5 |
| Género: | Trastorno psicológico / Psiquiatría |
| Idioma: | Español |
| Leer en: | Borderline – Doncomic |