Johnny Hazard

Johnny Hazard es una tira de prensa de aventuras creada por Frank Robbins que se publicó desde 1944 hasta 1977 bajo el sello de King Features Syndicate. La serie se caracteriza por presentar argumentos independientes en sus tiras diarias y dominicales, lo que permitía a los lectores disfrutar de historias completas sin necesidad de seguir una continuidad estricta.

El personaje principal, Johnny Hazard, es un aviador cuya vida y aventuras se desarrollan en un contexto de acción y exploración, reflejando el espíritu de la época en la que fue creada. La serie combina elementos de aventura, espionaje y acción, con un enfoque en la narrativa visual y el dinamismo propio del cómic de prensa.

Frank Robbins, antes de crear Johnny Hazard, trabajó en publicidad y fue responsable de la tira diaria Scorchy Smith, además de encargarse de la dominical de la misma. Aunque inicialmente se le pidió que trabajara en Secret Agent X-9, Robbins optó por crear su propio cómic de aviación, lo que dio origen a Johnny Hazard. La serie debutó el 5 de junio de 1944, justo un día antes del desembarco de Normandía, situándola en un contexto histórico relevante.

Durante los años cuarenta, Robbins también colaboró con importantes revistas como Life, Look y The Saturday Evening Post, lo que refleja su prestigio y versatilidad como ilustrador. Además de la tira de prensa, Johnny Hazard tuvo una edición en formato comic book publicada por Standard entre agosto de 1948 y mayo de 1949.

La popularidad de Johnny Hazard trascendió Estados Unidos, siendo reimpresa en múltiples países. En Argentina, por ejemplo, apareció en la revista El Tony, mientras que en España tuvo diversas publicaciones a lo largo de las décadas, incluyendo revistas como Aguilucho y colecciones de Editorial De Haro, Dólar, Buru Lan, Maisal, Norma Editorial, Eseuve y Dolmen Ediciones. Estas reediciones reflejan el interés sostenido por la serie a lo largo del tiempo.

Finalmente, en 1977, Frank Robbins decidió dejar de dibujar Johnny Hazard y se retiró a México para dedicarse plenamente a la pintura, cerrando así una etapa importante en la historia del cómic de aventuras.